domingo, 26 de febrero de 2017

Cuento de Carnaval


Érase una vez, un niño que se llamaba Pablo, que con él pelo rubio, con una cara angelical vivía en un pueblo pequeño que se llamaba Piamonte, era un pueblo pequeño, con pocos habitantes, en ese pueblo no había muchos lugares para jugar, pero siempre los niños encontraban un lugar para pasárselo bien.  

Pablo era un niño de 10 años, que era muy inteligente y soñaba ser algún día piloto de avión, el era muy inteligente, simpático, amable siempre que podía ayudaba a sus vecinos en lo que podía, en él pueblo la gente mayor le quería mucho porque él niño era muy cariñoso, era un niño muy activo, pero sufría mucho por dentro ya que en él colegio no le tienen tanto cariño sus compañeros.

Pablo cada mañana le decía a su madre que no quería ir al colegio, al principio la madre no sabía él porque él hijo no quería ir. En él colegio le trataban muy mal sus compañeros, se metían todos los días con él, no le dejaban jugar a nada en él recreo, le desplazaba y se burlaban de él cada vez que hablaba, pero Pablo con todo lo que le hacían seguí siendo él mismo amable, simpático, educado con sus compañeros, aunque ellos no le trataban igual que él los trataba.

Él día antes de carnaval se cambió todo en un segundo, ya que Pablo no se quería vestir de carnaval con él colegio, y con esto los profesores se dieron cuenta que era muy raro que no participara, entonces. Fueron a hablar con sus compañeros y los padres de los compañeros y les hicieron entender que no pueden tratar así a una persona, ya que dañan a una persona por ese trato. 

Al día siguiente que ya era carnaval. Pablo se levantaba como todas las mañanas, pero al contrario de todos los días no fue al colegio. Sobre las once de la mañana suena el timbre y abre su madre y le llama. Al asomarse a la puerta ve a todos sus compañeros vestidos de pilotos de avión, siento tanta emoción que le saltaron un poco las lágrimas, sus compañeros le pidieron perdón y le dieron su traje de piloto de avión y se vistió con ellos. Pablo a partir de ese día podía sonreír todos los días y tenía ilusión por ir al colegio, gracias a la magia del carnaval.
             

Fuente de imágenes: Pixbay



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